Tomemos el caso de Andreas (no es su nombre real, por supuesto). Andreas quería comercializar y crear un anuncio en Facebook para un pequeño juego que había desarrollado, ya que sabía que Facebook es un terreno especialmente fértil para los anuncios relacionados con la diversión y el entretenimiento.
Sin embargo, se encontró con que todos los anuncios de Facebook están vinculados a los perfiles personales. Su principal perfil de Facebook no encajaba nada bien con su base de clientes potenciales, así que creó un nuevo perfil con el seudónimo que usaba en su blog (uno que en realidad había registrado en su banco para que los cheques pudieran ser extendidos a nombre del seudónimo y cobrarlos).
En otras palabras, era perfectamente legal, en su banco, hacer negocios con ese nombre. Andreas se había esforzado mucho en ese blog en particular, sin contar ninguna clase de mentiras que permitiese pensar a los lectores en él como mucho más joven de lo que en realidad era.
Adoptó un "tono" joven y descubrió que hablar como ellos podría ayudarle a encajar en el grupo de edad de su nicho de 17 a 21 años. Así que, para acomodarlo al blog, le dio a su "otro yo" de Facebook una fecha de nacimiento mucho más reciente, y escribió al azar el nombre de un colegio al que nunca había asistido. 9 meses después, su juego empezaba a disfrutar del éxito.
Había añadido algunas aplicaciones, creado un grupo en Facebook y tenía cerca de 23.000 suscriptores. El anuncio fue un éxito rotundo. Entonces… ocurrió un desastre! Facebook, de alguna manera, descubrió que su perfil era "falso". Fue rápidamente retirado. Sus 23.000 suscriptores - y todas sus aplicaciones y datos - se esfumaron… en el aire. No había nada que Andreas pudiera hacer al respecto... excepto empezar otra vez desde cero.
Ten en cuenta que Andreas no tenía intención de ser deshonesto - simplemente inteligente (y quizás un poco juguetón). Nunca había pensado hacer fraude; de hecho había comprobado, para asegurarse, que estaba permitido tener más de un perfil en Facebook. Sin embargo, lo que no hizo fue leer detenidamente los términos de Facebook; la sección 4, "Seguridad de la cuenta y registro", establece que es necesario proporcionar nombre e información real.
El primer punto de la lista establece: "No proporcionarás información personal falsa en Facebook, ni crearás una cuenta para otras personas sin su autorización." No sólo el seudónimo de Andreas era "falso", a los ojos de Facebook, sino también su fecha de nacimiento y el colegio.
Ahora bien, si piensas que Andreas era fraudulento o si entiendes sus intenciones, y estoy de acuerdo con tu punto de vista de que se trataba de "marketing", no importa. La cuestión es que Andreas perdió meses de duro trabajo, 23.000 suscriptores y mucho dinero.
La letra pequeña puede parecer una locura - sobre todo en Facebook, donde las secciones parecen contradecirse entre sí, y las respuestas definitivas a menudo sólo se encuentran después de acceder a muchas páginas (no todas ellas fáciles de encontrar).
Pero si vas a invertir mucho tiempo y dinero en una campaña de marketing y publicidad, vale la pena leer la letra pequeña. El precio - tal como Andreas, con tristeza te digo - es demasiado alto.
Por tu éxito,
Fernando Amaro
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